GORDOS

| 23.9.09

Llevaba un par de dias con este post pendiente, y es que este finde me di un atracón de cine, y además de la última obra maestra de Tarantino, me vi la última gran promesa del cine español, revitalizada con su reciente elección entre las tres películas candidatas a representar e España en la terna de los Oscars.
Para todos aquellos que me acusan de "fetichista" con ciertos directores, decir que todo lo que ha hecho hasta ahora Sánchez Arévalo me ha encantado, y que Azuloscurocasinegro me parece una de las mejores películas españolas de los últimos tiempos.
Por eso fui a ver ésta Gordos con muchísimas ganas. Y quizá eso es lo que me la ha jugado. No es que la película esté mal. Es una peli muy buena, que supera con creces la media del cine Español e incluso de cine yanki estrenado por aquí. Pero esperaba más. Quizá tenía las expectativas demasiado altas.
Hay algo en la peli que no termina de cuajar. Y creo que es principalmente un fallo de estructura y compensación de tiempos en el guión. No seré yo quién se ponga a éstas alturas a darle clases de guión a un monstruo como Sánchez-Arévalo, os hablo de una opinión personal, de por qué creo que a mi no me funcionó.
Como seguramente sabréis la película cuenta cinco historias cruzadas que se entremezclan en una terapia para gente con problemas de peso ( o más bien con problemas de aceptación ): Un homosexual vendedor de pastillas para adelgazar, una disfuncional familia de gordos, una pareja de ultracatólicos en las puertas del matrimonio, una chica que solo ve a su novio un par de veces al año (y que se permite engordar entre medias) y el monitor de la terapia, cuya mujer está embarazada. A priori todas las historias son originales e interesantes, y cada una de ellas habría dado para un más que excelente cortometraje. Por lo tanto la idea de unirlas me parece una genialidad. Cuando empiezas a ver la película no sabes que historia te atrapa más ya que todas parecen interesantísimas. Pero hay una que ya sea por guión, por cercana, por sencilla o simplemente porque cuenta con las dos mejores interpretaciones de la película, me atrapó más que las demás. Estoy hablando de la historia del monitor y su mujer (un sorprendente Roberto Enríquez y una muy creible Verónica Sánchez). Ésta historia, en teoría y bajo mi punto de vista debería vertebrar las otras cuatro, y hacer de hilo conductor de la película. En parte es así. Pero dios sabe por qué (creo que el sorprendente esfuerzo físico de Antonio de la Torre, y la enorme campaña de publicidad creada en torno a él tienen gran parte de la culpa) la historia del vendedor de pastillas gay es la que ocupa gran parte del metraje. Es la que más tiempo está en pantalla. Y aquí es donde está el fallo de estructura que os comentaba antes. Ya os digo que es algo muy personal, que seguramente habrá a quién ésta historia le resulte la más interesante de todas, pero a mi personalmente me resultó la más floja.
Segundo pequeño fallo de la peli: Antonio de la Torre. Es un actor que me encanta, que siempre ha dotado a todos sus personajes de una profundidad y una naturalidad dificil de ver en un actor español. Pero no. Esto no, Antonio. Esta especie de Antonio Gala hiperhormonado e hinchado a Phoskitos que te has sacado de la manga no convence. Este cruce entre la Antonia de los Morancos y un Boris Izaguirre hastiado de la vida no es creible. Supongo que cada actor tiene su punto débil, y Antonio de la Torre ha encontrado en ésta película el suyo: Hacer de Gay. No es nada grave, le pasa a los más grandes, todo el mundo tiene un tropiezo en su carrera. ¿O no os acordais de Al Pacino en Ocean´s Thirteen? Pues eso.

Pero repito, no es una mala peli. Si he empezado por sus (para mi) dos grandes fallos, es para poder terminar con sus muchísimas virtudes. Un guión (casi) lleno de personajes excepcionales y diálogos brillantes. Una dirección y puesta en escena espectacular a la que ya nos tiene malacostumbrados Sánchez Arévalo (mención aparte para la sutil y a la vez desgarradora secuencia del montaje paralelo parto-cuernos). Un plantel de actores redondo, destacando un Raúl Arévalo que una vez más borda todo lo que toca (su papel está muy pero que muy cercano en escritura al diácono de Los girasoles Ciegos, pero Arévalo es capaz de dotar a su personaje de ciertos matices para diferenciar a uno de otro). Alguna de las mejores secuencias del último cine español (la pelea entre el monitor y su novia en la que éste reconoce lo que le pasa es de las mejores y más creibles peleas de pareja que he podido ver en una sala de cine). Y sobre todo su gran virtud es tener muy clarito de lo que va. Algo que en principio debería ser la base de toda película pero que a algunos directores se les olvida).
Gordos va sobre las contradicciones del ser humano. Lo deja bien clarito. Y es a partir de ese momento, cuando te das cuenta que todos somos una contradicción en nosotros mismos cuando empiezas a disfrutar realmente de la película, cuando las miserias de los personajes te resultan cercanas, y empiezas a ver con cariño a unos personajes de los que hasta el momento te habías sentido un poco distante. Ese es el principal acierto de Daniel Sánchez-Arévalo en ésta su segunda película. Hacer que el espectador le tome cariño a unos personajes tan ruines. Además es a los más ruines a los que se les toma más cariño desde el momento en que empiezas a reconocer sus contradicciones (El monitor, el religioso, el gordi-padre, la gordi-hija). Chapeau.

Si no fuese por esos dos pequeños problemillas que os comenté más arriba y por un dificilísimo equilibrio entre comedia y drama que a veces se le va de las manos (lo de la "relación" del gay me parece totalmente fuera de lugar, por mucho que ayude a definir su contradicción), estaríamos ante una más que digna representante de nuestro país en Hollywood. Y aunque no he visto las otras dos, la verdad no me importaría nada que a nuestro pais la representara Gordos. Cosas más raras se han visto.


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